¿Os suena eso de que el primer día de clase es horrible? ¿Esa incómoda sensación de ser nuevo y no conocer a nadie? Vale. Ahora imaginaos que a eso le añadimos el ínfimo detalle de que TODO lo que transcurre a tu alrededor; TODAS las conversaciones, los saludos y reencuentros, las presentaciones; TODOS los carteles, los nombres; TODAS las clases, los libros, las fichas, los exámenes, la agenda; TODOS los profesores, compañeros, conserjes; hablan/están escritos en inglés. Es como si estuvieras viendo un espectáculo desde fuera sólo que estás dentro. No puedes girarte y comentarlo con el de al lado, tienes que encargarte de ser parte del espectáculo. De entenderlo, comunicarte, de leer, saludar, escribir, preguntar, contestar TODO en inglés.
Imaginaos que en lugar del sentido del oído fuera el de la vista. Estás acostumbrado a verlo todo, los colores, las texturas, las formas, las distancias allá donde te alcanza la vista, vale? Pues ahora de repente estás medio ciego, notas un montón de borrones, de colores difusos y algunas formas distorsionadas de las conversaciones que te rodean. La única zona en la que ves decentemente es allá donde dirijes la mirada con atención. Esto funciona, claro, ves lo que estás mirando. Pero, en serio, imaginaos que de repente os sumergis en un mundo en el que para ver medioborroso necesitas mirar cada cosa con atención , y sólo comprendes satisfactoriamente allá donde estes mirando en cada momento. Afortunadamente veo perfectamente, puedo observarlo todo y comentarlo mentamente, porque no es la vista, es el oído y por más que mires atentamente a los labios o los ojos de la persona que te está hablando no vas a cambiar su acento o la velocidad con la que se dirige a ti en un idioma que hasta ahora sólo había estado en un segundo plano y que ahora es lo único que hay y tu única herramienta. No es mantener una conversación, leer un texto o un cartel, entender la letra de una canción, ni si quiera ver una peli. No. Son todas ellas, más todas las pequeñas cosas que haces en tu día a día. Es vivir en inglés.
Por el momento es mi primer día de clase en inglés de mi vida en inglés.
6/9/11
21 de septiembre de 2011
17 de septiembre de 2011
Something new.
And then you have to start, everything. Life as you knew isn't anymore, you have a new one, a nice and cool one, only for a couple of months? Yes, but it is still new, your picture is just white, you have great things to mix and you can get whatever you want, but for the moment you don't have anything. You have to create it, whatever it is, you can dream and you can get your price, but everything is on you. On the painter, on the player, on the writer. And you have to be an artist, a winner but you also have to be strong.
5/9/11
5/9/11
En el aire.
Hace rato que estoy en el avión, en el primero de los tres que tengo que coger hoy. Puede parecer cansado, puede parecer emocionante, como lo está siendo, de hecho, es simplemente un cúmulo de emociones que no se decanta por ninguna, pero no es sólo eso. No en el avión, no en el aire. En este punto del viaje, una vez abrochado y desabrochado el cinturón de seguridad, dichos los avisos importantes desde cabina, una vez que todo el mundo intenta dormir, escucha música o lee la revista de turno; yo miro por la ventanilla. Veo nubes, veo sol, todavía puedo ver algo de lo que hay ahí abajo bien lejos. Pero más que lo que veo es lo que no veo, el aire. No lo veo, pero estoy en él. Tener esa certeza tan evidente es lo que en este momento me proporciona una pausa entre todo el tráfico de emociones para dar paso a la calma y la felicidad. Cuando estás en el aire, es como si estuvieses en suspense, estás una cantidad de tiempo en el avión y cuando sales ya no estás en el mismo sitio, en el mismo país, puede que ni si quiera en el mismo continente. El aire es como una dimensión que te atrapa, te da el tiempo que necesitas, lo para, y te lleva, te transporta. Si estás en el aire, significa que estás viajando, por tanto, llegas lejos. Estar en el aire es salir por unas horas del mundo de ahí abajo y bajar cuando éste ya es otro para ti, otro sitio, otra vida. Ese pensamiento me produce paz. Llegar lejos, aterrizar en otro lugar, ir, volver, no es lenguaje de sueños?
4/9/11
15 de septiembre de 2011
Despedirse.
Lo has hecho miles de veces, de mucha gente. Ya no sabes cuántas veces lo has hecho o de quién y de quién no. Y sin embargo, parece que queda todo muy lejano, a la hora de la verdad te encuentras asomada en el marco de la puerta, sin saber muy bien si entrar o salir, con las maletas en el centro de una habitación vacía, con la necesidad de emplear en algo útil tus últimos 5 minutos allí y no pensar demasiado en lo que estás a punto de comenzar. Prolongar el momento nervios, gritarle a alguien que ya! Que ya te vas! Despedirse. Otra vez? No. No hay nadie, ya lo has hecho, el mundo sigue girando aunque tú te hayas parado esos 5 minutos y el único siguiente paso posible es avanzar. Dices adiós mentalmente, esta vez la última. Sacas las maletas, cierras la puerta en un gesto inconsciente de conservarlo todo igual, reservar y asegurar tu espacio a tu regreso. Cojo el bocadillo que me ha preparado mi abuela para el largo viaje, aunque no me puedo imaginar teniendo hambre. Me despido de mis abuelos, las únicas personas que me quedan, en la última etapa de esta despedida, Madrid. Dos o tres abrazos, unas frases de aliento, ojos orgullosos, nervios y sonrisas. Salgo con todos los bultos. Cierro la puerta del último tramo. Aeropuerto, ya. Tanto tiempo, sin terminar de creértelo, de asimilarlo, tantas frases, buenos deseos, tantos abrazos, despedidas (pero es que yo me voy...?) Sí. Y ya. Cierro el maletero del coche y me siento en el asiento del copiloto a la derecha de mi padre, la persona que me va a acompañar los eternamente efímeros minutos, la última cara conocida que veré cuando me adentre en las prisas y esperas de los aeropuertos, la primera que veré dentro de dos meses. Pero entonces yo habré vivido muchas cosas, habré ido y habré vuelto.
Aeropuerto.
3/9/11
Aeropuerto.
3/9/11
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